viernes, 23 de octubre de 2009

ALTERACIONES RENALES.

Las alteraciones renales en la cirrosis hepática tienen un papel importante en la patogenia de la ascitis. Los pacientes con cirrosis y ascitis presentan retención renal de sodio y trastornos en la excreción de agua libre. Los pacientes con cirrosis hepática compensada no presentan retención de sodio, aunque pueden mostrar alteraciones sutiles del metabolismo cuando se someten a una sobrecarga de sodio. Algunos pacientes con cirrosis y ascitis desarrollan una forma peculiar de insuficiencia renal conocida como insuficiencia renal funcional o síndrome hepatorrenal, que se presenta sin alteración morfológica renal y se caracteriza por una importante retención de sodio con función tubular conservada; este síndrome se produce por una vasoconstricción renal con descenso del flujo sanguíneo renal, la tasa de filtración glomerular y el volumen urinario. También los pacientes cirróticos con ascitis están predispuestos a la nefrotoxicidad por aminoglucósidos y AINE. En las cirrosis, con mayor frecuencia en las de origen alcohólico, pueden observarse cambios glomerulares con depósitos de IgA con un patrón de glomerulonefritis mesangial. Así mismo, en relación con la etiología vírica (VHB y VHC) pueden observarse glomerulonefritis membrana proliferativas.

INFECCIONES.

Debido principalmente a una alteración en la actividad fagocítica del sistema reticuloendotelial hay un riesgo elevado de infecciones, que se calcula en un5 % anual en los pacientes cirróticos. Las infecciones urinarias son las más comunes. También hay mayor riesgo de infecciones pulmonares, endocarditis y bacteriemias espontáneas. La peritonitis bacteriana espontánea es una complicación característica de la cirrosis.

ALTERACIONES NEUROLÓGICAS.

La principal alteración neurológica presente en la cirrosis es la encefalopatía hepática. El prototipo de encefalopatía hepática es la encefalopatía portosistémica, aunque una minoría de los pacientes pueden presentar otras formas clínicas, como la degeneración hepatocerebral crónica y la mielopatía portosistémica, que cursa con paraparesia espástica.

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